La muerte de Charlie Kirk y la «violencia del Capitalismo»

1 Charlie Kirk ha muerto: el fundador de «Turning Point USA»,2 el hombre que pasó una década criticando el «marxismo cultural», a los estudiantes, a las personas queer y a lxs trabajadores en huelga, recibió un disparo en el cuello mientras hablaba en un escenario en Utah [Estados Unidos]. Se desangró delante del público. Sus seguidores se apresuraron a presentarlo como un mártir de la «libertad de expresión». Sus enemigos se dividieron. Algunxs lo celebraron abiertamente, otrxs se preocuparon por lo que esto significaría para la izquierda. El Estado, como de esperar, actuó con rapidez, persiguiendo al tirador, prometiendo «justicia» y, discretamente, comenzaron a desplegar la retórica habitual de la Ley y el Orden.

Desde una perspectiva anarco-comunista, este momento no se trata simplemente de la muerte de un hombre. Se trata del mundo que produjo tanto a Charlie Kirk como al hombre que lo mató. Se trata de la violencia siempre presente en el capitalismo, del monopolio de la fuerza por parte del Estado, de la forma en que los antagonismos políticos se están intensificando hasta convertirse en un derramamiento de sangre abierto. Se trata de lo que ocurre cuando una sociedad impregna cada interacción de jerarquía, coacción, alineación y humillación, y luego se sorprende cuando alguien aprieta el gatillo.

Lxs comentaristas liberales hablan de este tiroteo como si fuera una ruptura grotesca, un acto ajeno que se entromete en una democracia por lo demás pacífica. Pero lxs anarquistas siempre han entendido que la violencia no es la excepción, sino la norma. Es el ruido de fondo de la sociedad de clases. El trabajo asalariado en sí mismo se impone mediante la violencia. Si te niegas a trabajar, pasas hambre, o te vigilan, o te encarcelan. Todo el constructo de la propiedad privada se basa en la amenaza y la fuerza.

Lo que ocurrió en Utah no fue una aberración impensable. Fue simplemente una expresión más directa de la misma violencia que el propio Kirk defendía cada vez que se burlaba de lxs profesores en huelga, cada vez que pedía medidas policiales severas, cada vez que elogiaba las redadas del ICE [Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos, o al inglés, United States Immigration and Custom Enforcement]3 o las guerras imperiales de Estados Unidos. Esto no quiere decir que su asesinado de celebrarse, pero no podemos ignorar que Kirk fue un arquitecto de la violencia ideológica, un hombre que utilizó su amplia plataforma para normalizar la opresión, para endurecer los corazones contra lxs pobres, lxs racializadxs, lxs queer y la clase trabajadora.

El joven que apretó el gatillo, Tyler James Robinson, no era un villano de dibujos animados, sino un producto de esta misma sociedad. Según se informa, grabó consignas antifascistas en sus balas «¡Eh, fascista! ¡Toma!» e hizo referencia a la canción «Bella Ciao».4 No se trató de un acto aleatorio de caos, sino de uno conscientemente político, moldeado por la cultura de Internet, las guerras de memes y el largo conflicto ideológico en Estados Unidos.

La cuestión no es si Robinson estaba «loco» o era «malvado». La cuestión es por qué tanta gente se ve empujada a un punto en que la muerte parece la única respuesta: la muerte de sus enemigxs o la suya propia. Estado Unidos es una olla a presión, con una desigualdad en máximos históricos, una  sindicalización en mínimos históricos, trabajadores agobiadxs por las deudas y la precariedad, viviendas inasequibles, una sanidad fuera de su alcance y el clima colapsando a su alrededor. A esto se suma el constante bombardeo de la política reaccionaria que les dice que todo lo progresista es una amenaza, que toda persona trans es un depredador, que todx migrante un invasor. Si a esto le sumamos la insistencia liberal en que el sistema es básicamente sólido, que las reformas graduales nos salvarán, obtenemos una generación preparada para la desesperación y la ruptura. No nos equivoquemos: el Estado utilizará la muerte de Kirk como combustible para la represión. Los llamamientos a la «unidad» y la «paz» se traducirán rápidamente en una mayor vigilancia, más poderes policiales y penas más severas para las protestas. Cada reunión de estudiantes de izquierda, cada marcha antifascista, cada manifestación sindical será pintada como una potencial célula terrorista. Lxs centristas liberales se unirán a la extrema derecha para exigir calma, civismo y seguridad, lo que en realidad significa docilidad, silencio y obediencia.

Por eso lxs anarquistas debemos ser clarxs. No pedimos actos individuales de asesinato, no porque lxs poderosxs no merezcan ser desafiadxs, sino porque tales actos casi siempre fortalecen la maquinaría que estamos tratando de desmantelar. La «propaganda de los hechos» tiene una larga historia en el anarquismo y nos ha enseñado que los actos aislados de violencia son fácilmente cooptados por el Estado, que los convierte en excusas para detener a lxs organizadores, cerrar los espacios radicales y criminalizar la disidencia.

En momentos como este, es fácil caer en el lenguaje de la venganza, decir que Kirk «se lo merecía», que fue justicia kármica. Pero el anarco-comunismo debe ofrecer algo más profundo que la venganza. Nuestra tarea es imaginar un mundo en el que ni siquiera nuestrxs enemigxs tengan que serlo, un mundo en el que Charlie Kirk nunca se hubiera convertido en portavoz de lxs guerrerxs culturales multimillonarixsm, en el que Tyler Robinson nunca se hubiera sentido tan alienado y furioso como para matar. Significa comprender las fuerzas que moldearon a estos dos hombres y trabajar para abolir esas fuerzas. Significa construir una sociedad en la que nadie se vea empujado al punto de creer que la única forma de cambiar el mundo es con un rifle de francotirador.

La tarea ahora es organizarnos. No retirarnos a la moralización, no tirar la toalla y declarar que todo es una tragedia incomprensible, y desde luego no dejar que el Estado monopolice el discurso. Debemos construir las estructuras que hagan menos probable la violencia, no a través de sermones pacifistas, sino a través de la ayuda mutua concreta, a través de sindicatos de inquilinxs, comités de empresa, fondos de solidaridad, clínicas gratuitas, educación radical.

La energía que impulsa a alguien como Robinson debe redirigirse hacia la lucha colectiva, hacia la acción directa masiva, hacia la construcción de un mundo que haga irrelevantes a lxs «Charlie Kirks» del futuro. Una sola bala no puede abolir el capitalismo. Pero una huelga general si pudiese. Una ola de huelga de alquileres también podría. Un rechazo masivo a lucha en las guerras el Estado, a pagar sus deudas, a obedecer a sus jefes, también podría.

La muerte de Charlie Kirk es un síntoma, no una solución. La solución es lo que construimos juntos en nuestros lugares de trabajo, nuestros barrios, nuestros movimientos. La solución es la solidaridad. La solución es el poder colectivo. La solución es un mundo en el que la vida merezca la pena para todxs, no solo para lxs ricxs, no solo para lxs reaccionarixs más ruidosxs con un escenario. Eso significa acabar con el orden económico que requiere la pobreza, acabar con el Estado que lo impone, acabar con las ideologías que nos mantienen divididxs. Significa desmantelar el aparato de violencia de forma tan exhautiva que nadie vuelva a pensar que necesita empuñar un arma para ser escuchado.

Si nos tomamos en serio el fin de la violencia política, debemos tomarnos en serio el fin el capitalismo. Cualquier otra cosa es solo tatar los síntomas.

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Notas al pie
  1. El siguiente texto corresponde a la traducción del inglés al español de una reflexión publicada por el blog anarquista The Slow Burning Fuse [Existe una traducción al portugués realizado por Agência de Notícias Anarquistas – ANA]. La publicación al español, realizada por la Red Contrainformativa no corresponde a una traducción exacta desde el idioma original, pues se busca hacer amena la lectura y contextualizar los hechos para la buena comprensión de lxs remitentes.

    Se ha utilizado conocimientos humanos y herramientas tecnológicas como Inteligencia Artificial, siempre respetando los límites éticos correspondientes.

    [La utilización de corchetes dentro del texto original es para agregar notas y comentarios por parte de la Red Contrainformativa].[]

  2. «Turning Point USA» es una organización destinada a promover las ideas «conservadoras» y alineada con corrientes políticas de derecha, enfocándose principalmente en instituciones educativas como lo son colegios, institutos o universidades.[]
  3. Agencia policial del gobierno federal estadounidense encargada de «cumplir» las leyes migratorias del país. Se mantiene activo desde su fundación en 2002 tras la firma de la Ley de Seguridad Nacional posterior a los atentados a las Torres Gemelas y al Pentágono el 11 de septiembre de 2001.[]
  4. Los casquillos de las balas sin utilizar del ejecutor de Kirk fueron pregrabados con consignas usualmente provenientes de internet y del muy criticado «humor incel» o «humor negro», dichas frases fueron las siguientes:

    *Notas los bultos* ¡Ay! ¿Qué es esto?: [los asteriscos representan una acción]Expresión de sorpresa referente al entrar en contacto con partes íntimas de otra persona.

    ¡Oye, fascista! ¡Atrápalo!: Frase satírica referente al Kirk como un fascista que debe atrapar algo, la bala.

    Oh bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao ciao: Verso referente a una canción popular de resistencia italiana cantada por lxs antifascista durante el período de la Segunda Guerra Mundial. Durante los últimos años, la canción se volvió popular nuevamente por su aparición y distinción en la serie La Casa de Papel de Netflix.

    Si lees esto, eres gay, jajaja: Frase popular en la comunidad de internet utilizada para molestar o burlar al rival haciendo referencia a que si comete la acción indicada será gay (tomando dicho término como algo negativo).[]